Todos los días las despierto una, dos, tres y hasta
cuatro veces, para que no lleguen tarde.
Les pregunto
si tienen tarea, si tienen algo que estudiar, por si no se acuerdan.
Y también les
miro el cuaderno de comunicaciones, por las dudas, por si mandaron alguna nota y
se olvidan de avisarme.
Me ocupo de
que siempre vayan a la escuela con su botellita de agua y algo para desayunar.
Y a veces,
como ayer, también hago cosas como salir disparada a las seis de la tarde en
busca de un lugar donde impriman el bendito cuadro de geografía en papel
ilustración, tamaño A3, porque no era para mañana… ¡era para hoy!
Y sí, tal vez
me ocupo demasiado. Tal vez las “sobreprotejo” y en una de esas se
“malacostumbran” a mis cuidados. Sí, puede ser…
Pero, ¿qué
puedo decirles? Les saqué el chupete antes de los dos años, porque era lo
correcto. Cumplí a rajatabla con los días de adaptación en el jardín, dejaron
de dormir en nuestra habitación a los cuatro meses porque ya era hora, y no sé
cuantas cosas más porque sí, porque debían hacerse, a pesar de que a mí se me
estrujara el corazón.
Y la verdad es
que mis hijas no son ni más ni menos felices por eso. Tampoco maduraron más rápido
que otros niños que durmieron con sus padres hasta los tres años, lloraron
porque no querían quedarse en la escuela o usaron chupete hasta ser tan grandes
como para aprender a leer y escribir.
Porque todos,
completamente todos, más tarde o más temprano, terminan
dejando los pañales, las mamaderas y dejan de dormir con nosotros.
Y es que a pesar de nuestros cuidados “excesivos” de
madres, ellos crecen.
Porque aunque
les llevemos todos los días la leche a la cama, los ayudemos a atarse los
cordones y les revisemos la mochila a escondidas, para asegurarnos de que no
les falta nada, ellos algún día van a dejar de depender de nosotras. Van a
hacer su propio camino, y estoy segura de que lo harán muy bien solos.
Mientras
tanto, yo sé que me excedo un poco, pero no puedo evitarlo…
Entonces, cuando
me asaltan las dudas, cuando me mortifico pensando si lo que hago estará bien, me tranquiliza recordar la frase que repetía aquel profesor al que admiro tanto: “Mejor que sobre y
no que falte”...
Es cierto lo que decís, apenas uno se descuida, crecieron y no nos necesitan para nada... Y hasta que llegue ese momento, uno anda corriendo atrás de ellos! Beso!
ResponderEliminarAy! No quiero ni imaginar el momento en que ya no me necesiten tanto!!
EliminarAy ay ay como llego de cerca, fui de las que cumplio con el librito del bebe y no me fue muy bien, algun dia te contare todo lo que me trajo. Y ahora desde otro lugar me siento a hacer tarea, consigo figus dificiles y saco puntas a los lapices no porque sepa que ella no puede, sino todo lo contrario soy yo la que necesito sentir que aun me necesitas porque crecio muy rapido y yo no lo vi. Pestañe y se me paso el jardin!!
ResponderEliminarSobreprotregemos seguro, pero para dificil y amarga esta la vida de adulto, solo se es chico una vez y quiero que ellas lo disfruten.Besos
Hago las mismas cosas...un poco por ellas y un poco por mí.
EliminarQué rápido crecen, Sabri!
Besotes.
Que temon! Yo a veces me quejo y les pido que sean mas independientes... pero...
ResponderEliminarYo tambien hice todo como debia ser... por eso con Toto que tiene solo 3 nos relajamos mas jiji. Muy lindo lo que decis y muy cierto.
Parece ser que somos unas cuantas las que intentamos hacer todo como se debía, todo prolijito... Lo bien que hacés ahora en relajarte!!!
EliminarBeso grande!
Hola madreinargentina!! Acabo de encontrar tu blog buscando por la red porque estoy embarazada y acabo de estrenar un blog también, y he estado leyendo tus entradas, y no quiero ni imaginarme cuando yo llegue a tu situación, ver que mi hijo ya no me necesitará tanto... Madre mía, y ni siquiera ha nacido aún! enhorabuena por el blog!
ResponderEliminarhttp://soymamakangaroo.blogspot.com/
Hola Almudena, bienvenida al blog!
EliminarTranquila, si todavía está en la panza te queda muchísimo tiempo por delante para ser imprescindible. Y, además, yo creo que aunque se vayan poniendo grandes, siempre van a seguir necesitándonos...
Beso grande, ahí paso a conocerte.