Sarah Kay
Díganme, por favor, que no soy la única #malamadre que aprovecha el mes de Febrero para hacerles chequeos a sus hijas!!!! Pediatra, oftalmólogo, ortodoncista...
"¿Para cuándo quiere turno?", me preguntan desde el otro lado del teléfono, "¡Para nunca!", contestaría yo, sin dudar...
Pero después recuerdo la doble jornada, las corridas tan típicas de marzo y me armo de valor.
"Dame para el primer día nublado que tengas, no muy temprano así no las hago madrugar, y espérennos con el aire acondicionado prendido y cosas ricas para desayunar. Ah, y si no es mucha molestia, decile a la doctora que, por favor, nos atienda puntualmente... Es que están de vacaciones y cada minuto vale oro".
Creo que la palabra "aprovechar" es marca registrada de la maternidad. Aprovechar los días libres, aprovechar las liquidaciones, lo que sea pero "aprovechar"... Como si el mundo estuviera por acabarse en cualquier momento...
Y sí, febrero para mí es el mes de "aprovechar", por excelencia. Es que llega marzo y no, el mundo no se termina, pero sí las vacaciones.
Y ustedes? También aprovechan febrero para este tipo de cosas?
vacaciones
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19 de agosto de 2016
"NEW YORK, NEW YORK"
Water Color Maps
Cuando aquella vez le preguntamos a la mayor si prefería fiesta o viaje jamás nos imaginamos que esta chica de suerte terminaría haciendo las dos cosas... Es que obviamos a su abuela y la sorpresa que tenía planeada para ella y para su hermana.
Cuando aquella vez le preguntamos a la mayor si prefería fiesta o viaje jamás nos imaginamos que esta chica de suerte terminaría haciendo las dos cosas... Es que obviamos a su abuela y la sorpresa que tenía planeada para ella y para su hermana.
"¿Quién quiere ir conmigo a New York?", preguntó una tarde cualquiera mi madre, entre galletitas y mates... Y yo, tan inocente, fui la primera en levantar la mano.
Así fue como me enteré de que, en realidad, se trataba de una pregunta engañosa porque ella ya tenía la respuesta... ¡Sus dos nietas!
Casi me queman con el agua del termo de los saltos de alegría que dieron las tres. Y, finalmente, yo también decidí unirme al festejo aunque debiera aceptar, a duras penas, que no sería de la partida.
Las únicas condiciones que puso esta madre exigente fueron: que no faltaran al cole, que sacaran muchas fotos y que trajeran anotados todos los lugares imperdibles para poder volver juntos.
Ni bien arrancaron las vacaciones de invierno las tres dijeron "chau", desde la escalera de embarque, mientras el padre y yo conteníamos las lágrimas... Un poco porque jamás estuvimos quince días separados, y otro mucho porque nos hubiera encantado escondernos adentro de las valijas para poder ir también.
Ya llevan una semana a puro paseos y compras.
Cada vez que les pregunto si la están pasando bien contestan "Re" o "Muy". No van a perder tiempo escribiendo palabras más largas, sobre todo cuando la respuesta es una total obviedad. Ah! Y mandan unas fotos preciosas que delatan lo felices que están.
Mientras tanto, por estos lados, aprovechamos para descansar un poco de la responsabilidad de ser padres... Sin dejar de extrañarlas ni un minuto, claro!
17 de febrero de 2016
"PEGAR LA VUELTA"
Agustina Guerrero
Y no, volver de las vacaciones nunca es fácil.
No es sólo por la inminente "vueltaalcole", que se anuncia desde todos los medios de comunicación posibles... También porque tengo que ponerme a hacer todas esas cosas en las que no quise pensar mientras armabas las valijas, "Lo hago a la vuelta", me dije.
Y la vuelta existe, eh? No se ve ni se toca, pero se siente. La veía tan lejana cuando me fui... Jugué a olvidarme de que algún día se me iba a aparecer frente a frente.
Y ese día llegó, y no me quedó otra que armar de nuevo las valijas y empezar, de a poco, a despedirme de los días sin horario.
Durante el viaje vine marcando la agenda con resaltador. Hice un círculo gigante en los feriados puente, en los fines de semana largos. Googleé cuándo son las benditas vacaciones de invierno y respiré profundo... ¡Falta un montón!
Sentí que más que pegar la vuelta, era la vuelta la que me estaba pegando a mí.
Me acordé de la letra de esa canción donde Osías, el osito en el bazar, pedía "tiempo, pero tiempo no apurado"...
No, no estoy nostálgica... ¡Es que las vacaciones son tan lindas!
Así que antes de ponerme a hacer todas esas cosas que me esperan desde antes de irme, arranco por lo más placentero... Arranco por acá. ¡Hola! ¡Ya estoy de vuelta!
Y no, volver de las vacaciones nunca es fácil.
No es sólo por la inminente "vueltaalcole", que se anuncia desde todos los medios de comunicación posibles... También porque tengo que ponerme a hacer todas esas cosas en las que no quise pensar mientras armabas las valijas, "Lo hago a la vuelta", me dije.
Y la vuelta existe, eh? No se ve ni se toca, pero se siente. La veía tan lejana cuando me fui... Jugué a olvidarme de que algún día se me iba a aparecer frente a frente.
Y ese día llegó, y no me quedó otra que armar de nuevo las valijas y empezar, de a poco, a despedirme de los días sin horario.
Durante el viaje vine marcando la agenda con resaltador. Hice un círculo gigante en los feriados puente, en los fines de semana largos. Googleé cuándo son las benditas vacaciones de invierno y respiré profundo... ¡Falta un montón!
Sentí que más que pegar la vuelta, era la vuelta la que me estaba pegando a mí.
Me acordé de la letra de esa canción donde Osías, el osito en el bazar, pedía "tiempo, pero tiempo no apurado"...
No, no estoy nostálgica... ¡Es que las vacaciones son tan lindas!
Así que antes de ponerme a hacer todas esas cosas que me esperan desde antes de irme, arranco por lo más placentero... Arranco por acá. ¡Hola! ¡Ya estoy de vuelta!
5 de febrero de 2016
"EXCEDIDA DE EQUIPAJE"
Kanako
Todos los años me prometo lo mismo… que la
próxima vez voy a llevar menos cosas. Que la próxima vez voy a llevar sólo lo
indispensable. Que la próxima vez… Pero esa vez no llega nunca. O mejor dicho,
sí llega pero yo vuelvo a hacer lo mismo de siempre, cargar y cargar las valijas
con ropa que después no llegamos a usar.
Jamás logro mi cometido, porque aunque sólo
se trate de una escapada de fin de semana, siempre termino llevando cosas como
para unas vacaciones de un mes.
Y es que llegado el momento de armar la
valija, me cuesta mucho elegir. Tiendo a creer que justo “eso” que decida no
llevar, va a ser lo que realmente necesite.
El momento de la auto-promesa siempre llega
cuando tenemos que volver, y yo no logro cerrar la valija… “¡¡¡¡¿Para qué traje
tanto?!!!!!”.
Y una vez que llego, que la desarmo, que la
mitad de las cosas vuelven a ocupar su lugar en estantes, cajones y perchas sin
haber sido usadas, me quedo tranquila de que la próxima vez lo voy a intentar.
Aunque, por dentro, ya sé muy bien que eso es casi imposible. Creo que en lugar de soñar con cambiar viejas costumbres, mejor va siendo hora de aceptar que eso de ir livianita de
equipaje… ¡definitivamente no es lo mío!
Y hablando de equipaje... El blog y yo nos tomamos vacaciones. ¡Nos vemos en unos días!
19 de enero de 2016
"RELAX"
Kanako
Las vacaciones son ideales para...
- Ordenar la casa, vaciar cajones, tirar papeles...
- Hacer limpiezas profundas, cosa por cosa, en detalle...
- Revisar la ropa, regalar lo que ya no usamos...
- Reparar elementos que hace mucho que no funcionan...
- Remodelar algún cuarto, pintar paredes, retapizar sillones...
- Leer esos libros que están en la mesita de luz desde hace meses...
- Probar recetas nuevas, innovar aunque más no sea con un budín...
- Caminar sin rumbo fijo, con la intención de conocer nuevos lugares...
- Descubrir otro medio de transporte, intentando llegar a todos lados en bicicleta...
- Despuntar algún hobbie oculto, tejer, coser, pintar...
Las vacaciones son ideales para hacer un montón de cosas...
O, también, son ideales para no hacer nada. Y cuando digo nada, es nada... Nada de nada, como lo que hacen mis hijas desde hace un par de días y que, a juzgar por sus caras de felicidad, parecería ser la mejor de las opciones.
Las vacaciones son ideales para...
- Ordenar la casa, vaciar cajones, tirar papeles...
- Hacer limpiezas profundas, cosa por cosa, en detalle...
- Revisar la ropa, regalar lo que ya no usamos...
- Reparar elementos que hace mucho que no funcionan...
- Remodelar algún cuarto, pintar paredes, retapizar sillones...
- Leer esos libros que están en la mesita de luz desde hace meses...
- Probar recetas nuevas, innovar aunque más no sea con un budín...
- Caminar sin rumbo fijo, con la intención de conocer nuevos lugares...
- Descubrir otro medio de transporte, intentando llegar a todos lados en bicicleta...
- Despuntar algún hobbie oculto, tejer, coser, pintar...
Las vacaciones son ideales para hacer un montón de cosas...
O, también, son ideales para no hacer nada. Y cuando digo nada, es nada... Nada de nada, como lo que hacen mis hijas desde hace un par de días y que, a juzgar por sus caras de felicidad, parecería ser la mejor de las opciones.
13 de enero de 2016
"VOLVER"
Kanako
"Recorran tranquilos, relájense, disfruten de todos los lugares que visiten y no se lamenten por aquellos que esta vez no puedan llegar a conocer. Pero, sobre todo, no emprendan este viaje pensando que nunca más van a volver. Piensen que siempre se puede..." Ese fue el sabio y valioso consejo que nos dio el gerente del hotel donde nos alojamos durante unas vacaciones, hace ya algunos años.
Y la palabra "volver" nos quedó dando vueltas. Porque es cierto... cuántas veces nos pasa que llegamos a un lugar nuevo y queremos hacer todas las excursiones juntas, probar todas las comidas típicas, comprar todos los recuerdos posibles, sacar millones de fotos, como si el mundo estuviera por terminarse, como dando por sentado que jamás volveremos.
Nos llenamos de ansiedad. ¡No nos queremos perder nada! Y, a veces, terminamos sumergiéndonos en una rutina peor que la que dejamos en nuestras casas, con horarios insólitos y jornadas agotadoras.
¡¡¡¿¿¿Y las vacaciones???!!!
Volvemos más cansados que antes, pero con la tranquilidad del "deber cumplido", porque fuimos a todos esos lugares que "no podés dejar de conocer si vas ahí".
Por eso, escuchamos aquel consejo y decidimos ponerlo en práctica. Nos olvidamos por completo del despertador, nos permitimos deshacer la listita que llevábamos programada de antemano y nos dedicamos a descansar y a pasear en serio, conociendo sin apuro y sin horarios.
Por suerte, pudimos ponerlo en práctica también en los viajes siguientes.
Y, desde ese día, cada vez que llegamos a un lugar que nos encanta, siempre nos prometemos volver...
Y ustedes... ¿Cómo viven los viajes?
"Recorran tranquilos, relájense, disfruten de todos los lugares que visiten y no se lamenten por aquellos que esta vez no puedan llegar a conocer. Pero, sobre todo, no emprendan este viaje pensando que nunca más van a volver. Piensen que siempre se puede..." Ese fue el sabio y valioso consejo que nos dio el gerente del hotel donde nos alojamos durante unas vacaciones, hace ya algunos años.
Y la palabra "volver" nos quedó dando vueltas. Porque es cierto... cuántas veces nos pasa que llegamos a un lugar nuevo y queremos hacer todas las excursiones juntas, probar todas las comidas típicas, comprar todos los recuerdos posibles, sacar millones de fotos, como si el mundo estuviera por terminarse, como dando por sentado que jamás volveremos.
Nos llenamos de ansiedad. ¡No nos queremos perder nada! Y, a veces, terminamos sumergiéndonos en una rutina peor que la que dejamos en nuestras casas, con horarios insólitos y jornadas agotadoras.
¡¡¡¿¿¿Y las vacaciones???!!!
Volvemos más cansados que antes, pero con la tranquilidad del "deber cumplido", porque fuimos a todos esos lugares que "no podés dejar de conocer si vas ahí".
Por eso, escuchamos aquel consejo y decidimos ponerlo en práctica. Nos olvidamos por completo del despertador, nos permitimos deshacer la listita que llevábamos programada de antemano y nos dedicamos a descansar y a pasear en serio, conociendo sin apuro y sin horarios.
Por suerte, pudimos ponerlo en práctica también en los viajes siguientes.
Y, desde ese día, cada vez que llegamos a un lugar que nos encanta, siempre nos prometemos volver...
Y ustedes... ¿Cómo viven los viajes?
27 de julio de 2015
"TIEMPO NO APURADO"
Kanako
Hace algunos años me pasaba las vacaciones de invierno trabajando como loca para ser la mejor mamá del mundo.
Me pedía licencia para estar con mis hijas pero volvía al trabajo más agotada que antes porque, en lugar de usar esos días para descansar junto a ellas, yo me la pasaba trabajando de "madre perfecta".
En esas semanas hacía colas interminables para ferias, cines, teatros, museos, exposiciones y todo lo que prometiera ser divertido y cultural. Porque además de entretenerlas, yo pensaba que debíamos aprovechar ese tiempo para seguir aprendiendo cosas.
Y cosas aprendimos... ¡aprendimos que no hace falta correr como locas! Que lo mejor de todo está justamente en desacelerar, en dormir sin despertador, en estar todo el día en pijama, en invitar e ir a casas de amigos, en mirar películas en la cama, y en disfrutar de eso que tan bien describió una vez la genia de María Elena Walsh... "Tiempo, pero tiempo no apurado...".
No es que reniegue de aquellos días.... sólo que si miro para atrás puedo verme muy cansada y exigida, pero con la conciencia tranquila del "deber cumplido".
Hoy, unos años después, tengo en claro que igual se puede ser una buena mamá sin cansarse tanto y, sobre todo, que si de deberes se trata... mejor dejémoslos para la escuela.
Hace algunos años me pasaba las vacaciones de invierno trabajando como loca para ser la mejor mamá del mundo.
Me pedía licencia para estar con mis hijas pero volvía al trabajo más agotada que antes porque, en lugar de usar esos días para descansar junto a ellas, yo me la pasaba trabajando de "madre perfecta".
En esas semanas hacía colas interminables para ferias, cines, teatros, museos, exposiciones y todo lo que prometiera ser divertido y cultural. Porque además de entretenerlas, yo pensaba que debíamos aprovechar ese tiempo para seguir aprendiendo cosas.
Y cosas aprendimos... ¡aprendimos que no hace falta correr como locas! Que lo mejor de todo está justamente en desacelerar, en dormir sin despertador, en estar todo el día en pijama, en invitar e ir a casas de amigos, en mirar películas en la cama, y en disfrutar de eso que tan bien describió una vez la genia de María Elena Walsh... "Tiempo, pero tiempo no apurado...".
No es que reniegue de aquellos días.... sólo que si miro para atrás puedo verme muy cansada y exigida, pero con la conciencia tranquila del "deber cumplido".
Hoy, unos años después, tengo en claro que igual se puede ser una buena mamá sin cansarse tanto y, sobre todo, que si de deberes se trata... mejor dejémoslos para la escuela.
¡FELIZ SEGUNDA SEMANA DE VACACIONES!
17 de julio de 2015
"ESPERADAS VACACIONES"
Penélope Dullaghan
¡Se vienen!... en esta casa ya se sienten.
La menor llegó de la escuela, revoleó la campera, dejó su mochila por ahí, y se desplomó en el sillón al grito de "¡Por fin!".
La mayor avisó que llegaba más tarde, porque se fue a festejar con sus amigas.
Yo, por lo pronto, me uno a esta celebración guardando el despertador.
Jueguen, canten, duerman, lean, paseen, bailen, coman, diviértanse y descansen... ¡¡¡que para eso se inventaron las vacaciones!!!
¡Se vienen!... en esta casa ya se sienten.
La menor llegó de la escuela, revoleó la campera, dejó su mochila por ahí, y se desplomó en el sillón al grito de "¡Por fin!".
La mayor avisó que llegaba más tarde, porque se fue a festejar con sus amigas.
Yo, por lo pronto, me uno a esta celebración guardando el despertador.
Jueguen, canten, duerman, lean, paseen, bailen, coman, diviértanse y descansen... ¡¡¡que para eso se inventaron las vacaciones!!!
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