17 de abril de 2014

"DE CARA AL PRESENTE"



                                                                                                          Alberto Albarrán del Pozo

“¡Qué cara!… ¿Te sentís bien?”, le pregunto en la puerta de la escuela, mientras esperamos a nuestras hijas más chicas.

“Sí, es sólo cansancio. Es que anoche me acosté tardísimo. Me quedé hasta cualquier hora ayudándola a Sofi con biología”.

“¿Y aguanta estudiar hasta tan tarde?”.

“No, mientras yo le hacía los resúmenes, ella dormía… ¡Está tan cansada!… No termina de acostumbrarse al ritmo del secundario”.

¡Vos estás loca!”, me escucho decirle, sin un asomo de filtro. “¿A vos también tu mamá te hacía los resúmenes?”.

“¡No! ¡Ojalá!”, me dice con un gesto de pena. “Me habría encantado que alguna vez hubiese podido ayudarme. Somos muchos hermanos… Gracias que lograba acordarse de mi nombre”, remata entre risas.

Entonces, se me vuelven a aparecer las mismas preguntas de siempre…

¿Cuánto de lo que hacemos diariamente por y para nuestros hijos son cosas que, en realidad, hubiéramos querido que hicieran por nosotros?

¿Somos  los padres que nuestros hijos necesitan o somos los padres que hubiéramos necesitado tener nosotros?
  
Aprender a abrir los ojos y descubrir que aquello que de chicos anhelábamos tanto hoy, afortunadamente, a ellos no les hace falta. Admitir que son personas diferentes a nosotros, a los que somos y también a los que fuimos... No son tareas sencillas.

Y tampoco lo es aceptar las metidas de pata, aunque sean parte del asunto. Como también lo es perderse y, muchas veces, no saber hacia dónde ir... a pesar de que siempre exista una especie de GPS que nos avise que no, que por ahí no es... "¡Basta, má!"..."A mí esas cosas no me dan miedo"... "Yo puedo sola, dejáme, no te preocupes"...

Entonces, sólo es cuestión de dar marcha atrás y retomar por otro lado, intentando olvidar por un momento a ese niño que vive tirándonos letra, para darle prioridad al otro... al real, al que tenemos ahora mismo acá nomás, en el presente... paradito justo justo frente a nosotros.



8 comentarios

  1. Qué interesante lo que escribiste, en mi caso yo me replanteo todo el tiempo no ser tan controladora, ni tan exigente como lo fueron conmigo, me cuesta dejar que mis hijos se manden macanas, o que la pasen mal sabiendo que puedo evitarlo. Y la adaptación al secundario, puf, qué tema!!
    Te mando un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también me cuesta mucho no controlar tanto y simplemente dejarlas hacer, sabiendo que pueden equivocarse y que, en definitiva, tampoco es el fin del mundo!

      Beso grande.

      Eliminar
  2. Mi madre me enseño a ser independiente aun cuando era una nena dependiente, ella quería una hija como mafalda y yo era susanita. Porque a ella le inculcaron a fuego ser susanita. Creo que llegue a un gris interesante, pero la realidad es que solo ellas podrán decir el día de mañana. Damos las herramientas que creemos correcto ahora si son las que realmente necesitan es otro cantar. Mi lema es pagara psicólogo y yo sera la culpable de todos tus males haga lo que haga. Solo me resta esperar que esos males sean realmente pocos. Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, totalmente! Las mamás siempre somos las culpables de todos sus males... Ojalá que esos "males" sean los menos posibles.

      Besotes!

      Eliminar
  3. que lindo blog! acabo de descubrirlo!

    ResponderEliminar
  4. Hola! recién hoy por tu publicación que compartió Santiago Giorgini descubrí este blog. y ya me hice seguidora : P Yo en general quedo como UNA BRUJA MALVADA frente a mis hijos/ sus amigos/ mis amigas y familiares!!!! jaaa! pero HACER COSAS QUE SON SU RESPONSABILIDAD Y/O DEBER JAMÁS!!! les cuento una anécdota: yo estaba en Pilates y alguien me preguntaba a qué hora salí mi hija de 6 años del colegio. Yo respondí que a las 5, salvo lunes y martes que tiene inglés y sale 17.55.... y me dijeron casi a coro POBRECITAA!!!! DEBE SALIR RE CANSADAA!!! a lo que yo respondí CANSADOS DEBEN LLEGAR LOS POBRES KENIATAS QUE RECORREN MILLAS PARA IR A LA ESCUELA!!! jaaaa hubo un silencio DIVINO....y a mis hijos también les pongo ejemplos así de extremos para que tengan conciencia de lo afortunados que son : )

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenida al blog, Marina!
      Beso grande y gracias por compartir experiencias.

      Eliminar

© madre in argentina
MAIRA G. + ESTUDIO BULUBÚ