La maternidad nos sorprende, y a algunas nos deja con esa rara sensación de que aún hay unas cuantas cosas que hubiéramos querido hacer antes de emprender semejante viaje. Así se trate de un taller de artesanías escandinavas, clases de chino mandarín o de danzas tradicionales húngaras…
De pronto parece que
el mundo está por terminarse, y nos arrepentimos de todo aquello que nunca
hicimos, y que menos que menos podremos hacer ahora.
Porque con las dos rayitas, una se siente en la gloria, pero
seamos sinceras, también siente muchas otras cosas… Las dos rayitas son algo así como el pasaporte a un nuevo
mundo, y parecería ser que traemos exceso de equipaje. ¡Qué bueno sería deshacernos de unas cuantas cosas antes de embarcar!
Sería maravilloso dejar las culpas, los miedos, las
idealizaciones y las auto-exigencias… ¡que pesan tanto! y poder sentirnos más livianas. Pero en cambio nos cargamos de más y más kilos de reproches
y lamentos… “¿Y ahora cuándo? ¿Cómo no lo hice antes? ¡Ahora sí que nunca más!”
Empezamos a mirar con cierta nostalgia las millones de cosas
a las que suponemos que tendremos que renunciar, aunque nunca les hayamos dado
la más mínima importancia.
Nos sentimos como sumergidas dentro de una de esas películas
en donde a la protagonista le informan
que le quedan unos pocos meses de vida y entonces, de pronto, tiene ganas de hacer de todo.
Pero tranquilas, que la vida no se termina… La vida sólo
cambia.
Está en nosotras la posibilidad de que, pasado el temblor, salgamos
enriquecidas de esta experiencia, y aún
así sigamos siendo las mismas.
Está en nosotras sólo postergar y no cancelar, todo eso que
forma parte de nuestro mundo y que hace
que cuando nos miramos al espejo, sigamos reconociéndonos.
Está en nosotras transitar la maternidad como algo donde “nada se pierde… (simplemente) todo se transforma”.
(Post publicado en "Para Ti mamá" de agosto)
Soy una mama española, concretamente de una ciudad llamada Zaragoza en la provincia de Aragón, con una niña de 3 años y medio.
ResponderEliminarPor casualidad descubrí tu blog y quiero decirte que aunque en la otra punta del mundo, me siento totalmente identificada contigo!!!!
Te leo de a poquito, ahora la tengo a remojo en la bañera y he encontrado un tiempo para leetre mientras de fondo mi banda sonora son los gritos que esta dando mientras canta!! Te animo a que sigas escribiendo y me habras los ojos a lo que esta por llegar!! Saludos
Abrir el blog y encontrarme con comentarios como éste, me llenan de felicidad! Gracias!!! Es milagroso sentir que no existen las distancias, no? Y que el idioma de las madres, es universal.
EliminarTe mando un beso enorme a vos y a esa preciosa de 3 años y medio.
Bienvenida y espero verte pronto de nuevo por acá!
Me gusta mucho tu blog. Por el momento puedo compartir con vos que este segundo embarazo mío tiene mucho de lo que no hice (escalar el Aconcagua, recibirme...) y tiene mucho de incertidumbre... pero hay un sentimiento que me salva, y es la sensación de complicidad con este ser que viaja adentro mío. Sí tengo miedo, pero sé que por algo me eligió... y lo siento mágico. Vuelvo a pasar.
ResponderEliminarSlds!
Ya habrá tiempo de hacer todo lo que quedó pendiente... Por el momento disfrutá de eso tan hermoso que vos tan bien dijiste: "la sensación de complicidad con este ser que viaja adentro"...
EliminarSos bienvenida siempre!
Besote!