Angelines San José
“¡Está terrible!”, me dice con cara de agotada. “¿Sabés
cuál fue la última que hizo? Se fue de excursión con la escuela y volvió contentísimo porque todos lo habían aplaudido.
Yo no entendía nada, hasta que me cuenta que la maestra hablaba sin parar
explicándoles cosas, y él ya cansado de escucharla, le pidió que por favor se
callara y los dejara disfrutar tranquilos del paisaje. Su ocurrencia fue muy
festejada por el resto ¿Entendés que no tiene filtro? ¡Dice todo lo que se le
cruza por la cabeza!”.
Y sí, entiendo
perfectamente, calculo que la mayoría de los niños de cinco años no tiene ningún
filtro. Menos mal, pienso, porque si desde tan chiquitos tienen que empezar a cuidarse
de lo que dicen…
La misma anécdota
que a ella la desvela, a mí me parece divertidísima. Pero claro, no es mi hijo.
Y ahí mismo me acuerdo de los cinco años de mi hija menor, edad en que empezó
a interesarse de manera especial por saber de todo y yo temía que algún día fuera a "meter la pata" con tantas preguntas…
Mientras el
resto jugaba, ella se sentaba al lado de la maestra y quería saber qué había
hecho el fin de semana, cómo estaba compuesta su familia, cuál era la película
que más le había gustado, qué nombres le pondría a sus hijos y millones de cosas de ese estilo. Su
curiosidad no tenía límites.
Hasta que un
día la maestra se acercó a hablarme y yo temblé ... “¡Tu hija es una dulzura!”, me dijo. “Es
la primera vez que una nena chiquita me hace tantas preguntas personales. Demuestra
un interés genuino por el otro, pocas veces visto”. Y ahí comprendí lo confundida
que yo estaba.
Fantasiosos, curiosos, ocurrentes, desvergonzados, sinceros… Tremendamente auténticos.
Así son ellos (¡por suerte!) en su estado más puro.
Y ustedes... ¿Tienen alguna anécdota de "tremenda autenticidad" para contar?
Si, jaja.
ResponderEliminarHace poquitos día en el cumpleaños de un amigo, su sobrina de tres años, le preguntó a uno de los invitados por que se ponía collares,"los collares son de nena y el pelo largo también" le increpó sin más... éste muchacho es como un hippie en el 2013, el hombre no supo que contestarle, y claro imagínate la cara de la madre de la nena, quería que se la tragara la tierra. Ellos son así auténticos, ojala todos fuéramos así.
Besitos
Sí!!! Te dan ganas de salir corriendo, aunque al mismo tiempo tengas que contener la risa que te provoca la ocurrencia.
EliminarBesitos y gracias por la anécdota!