13 de agosto de 2013

"AUTÉNTICOS"

                                                                        Angelines San José

 “¡Está terrible!”, me dice con cara de agotada. “¿Sabés cuál fue la última que hizo? Se fue de excursión con la escuela  y volvió contentísimo porque todos lo habían aplaudido. Yo no entendía nada, hasta que me cuenta que la maestra hablaba sin parar explicándoles cosas, y él ya cansado de escucharla, le pidió que por favor se callara y los dejara disfrutar tranquilos del paisaje. Su ocurrencia fue muy festejada por el resto ¿Entendés que no tiene filtro? ¡Dice todo lo que se le cruza por la cabeza!”.

Y sí, entiendo perfectamente, calculo que la mayoría de los niños de cinco años no tiene ningún filtro. Menos mal, pienso, porque si desde tan chiquitos tienen que empezar a cuidarse de lo que dicen…

La misma anécdota que a ella la desvela, a mí me parece divertidísima. Pero claro, no es mi hijo. Y ahí mismo me acuerdo de los cinco años de mi hija menor, edad en que empezó a interesarse de manera especial por saber de todo  y yo temía que algún día fuera a "meter la pata" con tantas preguntas…

Mientras el resto jugaba, ella se sentaba al lado de la maestra y quería saber qué había hecho el fin de semana, cómo estaba compuesta su familia, cuál era la película que más le había gustado, qué nombres le pondría a sus hijos  y millones de cosas de ese estilo. Su curiosidad no tenía límites.

Hasta que un día la maestra se acercó a hablarme y yo temblé ... “¡Tu hija es una dulzura!”, me dijo. “Es la primera vez que una nena chiquita me hace tantas preguntas personales. Demuestra un interés genuino por el otro, pocas veces visto”. Y ahí comprendí lo confundida que yo estaba.

Fantasiosos, curiosos, ocurrentes, desvergonzados, sinceros… Tremendamente auténticos. Así son ellos (¡por suerte!) en su estado más puro.


Y ustedes... ¿Tienen alguna anécdota de "tremenda autenticidad" para contar?





2 comentarios

  1. Si, jaja.
    Hace poquitos día en el cumpleaños de un amigo, su sobrina de tres años, le preguntó a uno de los invitados por que se ponía collares,"los collares son de nena y el pelo largo también" le increpó sin más... éste muchacho es como un hippie en el 2013, el hombre no supo que contestarle, y claro imagínate la cara de la madre de la nena, quería que se la tragara la tierra. Ellos son así auténticos, ojala todos fuéramos así.
    Besitos

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    1. Sí!!! Te dan ganas de salir corriendo, aunque al mismo tiempo tengas que contener la risa que te provoca la ocurrencia.

      Besitos y gracias por la anécdota!

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