23 de abril de 2012

"MALA"


                                                                                                                         Cristina Minguillón


“Mala, malísima del Universo”… solía decirme mi hija menor a los tres años, en sus peores momentos de enojo.

Ella lo consideraba  el peor de los insultos y yo tenía que hacer un esfuerzo por no morirme de risa.

Cuando yo no quería consentir un capricho o no le permitía hacer algo, sabía que en cuestión de segundos escucharía la famosa frase.

Y era así, en femenino. Nunca, jamás de los jamases, existió la versión masculina dirigida a su padre.

La pediatra ya me lo había adelantado… “Hagas lo que hagas, siempre van a tener algo para reprocharte”.

En aquél momento mi atención se centraba en otras cosas,  pero cuando escuché el primer “MALA”, recordé sus palabras.

Las mamás somos las culpables de todo.

Y nunca entendí por qué, pero creo que es así.

Si se olvidaron de llevar algún material para la escuela, si no encuentran algo, si se pelearon con alguien, si les fue mal en una prueba, si simplemente están de mal humor…

Pónganle la firma… que en algo tuvimos que ver nosotras.












4 comentarios

  1. Por lo que cuentas aún me queda mucho por andar jajaja. Si te sirve de consuelo yo creo que a lo largo de nuestra vida tenemos nuestras fases, unas veces adoramos a nuestros padres, otras los culpamos pero siempre siempre los queremos mucho ;)

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    1. Sí, por supuesto... Por suerte el amor queda al márgen de todo esto.

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  2. Tal cual!!! Caí en la tentación de leer a otro psicoanalista más, porque me atrajo el título de su libro. Voy a obviar dar nombres. Pero cuando anoche leí antes de apagar la luz que nuestra disposición adulta a la desolación, entendida como un sentirse solo, proviene de las compensaciones o la ausencia de ellas que el hijo/a haya recibido en sus primeras horas (!!!) de vida extrauterina de parte de la madre, cerré el libro y pensé, "Cómo se nota que este tipo nunca parió..." Les damos y les negamos lo que humanamente mejor podemos con todas nuestras limitaciones y con todo nuestro amor, y aún así inevitablemente todo lo que concierne a la condición humana es culpa de la madre, querida Madre argentina.

    Te mando un beso sin culpa.

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    1. Sí, somos las culpables de todo... así son las reglas en este juego.
      Besos!

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© madre in argentina
MAIRA G. + ESTUDIO BULUBÚ