15 de agosto de 2011

"DE MEMORIA"

                                                                                         Xi Pan

Hay millones de cosas que no logramos recordar, pero el peso con el que nacieron nuestros hijos no se borrará jamás de nuestra cabeza. El peso y tantas otras cosas…

Cuánto midieron, la hora exacta en que vinieron a este mundo… Y a medida que va pasando el tiempo y crecen, son cada vez más los datos que mecánicamente acumulamos sin siquiera proponérnoslo…

Enfermedades, vacunas, edad en que gatearon, hablaron y caminaron. Cuándo dejaron los pañales, el chupete y la teta. A qué edad hicieron su primer dibujo, cuántos días duró la adaptación en el jardín. De qué se disfrazaron en el primer acto escolar, qué les regalamos en cada uno de sus cumpleaños, día del niño y reyes. Cómo se llamaron todas sus maestras. Cuántas veces les tocó ir a la bandera…

Las madres tenemos una facilidad innata para recordar datos dificilísimos.

Y sí… sólo nosotras somos capaces de recordar todas estas cosas con tanta precisión y lujo de detalles, con tanta dedicación, con tanto esmero… como si fuera parte de nuestra condición. Como si se tratara de una cláusula fundamental y obligatoria de un  contrato que firmamos cuando decidimos tener hijos.

Y si no recordáramos todas estas cosas, es poco probable que hubiéramos podido ir por la vida entablando conversación  con cuanta madre se nos cruzara por el camino.

No hubiéramos podido hablar más de dos palabras entre nosotras si no contáramos con el don de recordar absolutamente todo.

Porque si hay algo que a las madres nos encanta hacer, es hablar de ellos (los hijos). Bien sabemos que podemos estar horas intercambiando experiencias.

Y para eso, es fundamental contar con una fuente confiable, nuestra cabeza… que no recuerda dónde es que dejamos la llave hoy a la mañana, pero sabe el día, hora y minuto en  que dijeron por primera vez “mamá”.

(Y ustedes… ¿Son de recordar todo o "casi" todo?)

6 comentarios

  1. jaja, si, hablar de los ojos, si lo sabré yo.

    Me encantó.

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  2. no te entendi, Escritor...
    han pasado muchos años, soy abuela, y mis recuerdos no tienen tanto que ver con fechas como con sensaciones y emociones, el olorcito de los bebes, la alegria de tenerlos por primera vez en los brazos, Lo que si recuerdo es cuanto pesaron, a que hora nacieron.
    Buenisimo que puedas recordar tantas otras cosas.
    Muy lindo y sensible tu blog.

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  3. Gracias!!! Es cierto lo que decís... lo que se recuerda con más nitidez son las sensaciones.
    Besos!

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  4. Hola! Me encanta cómo escribís, disfruté mucho leyéndote. Adoré especialmente este post, cuán real es! Vivo en otro país, pero a pesar de la diferencia idiomática, siempre hay tema de conversación cuando mi gordo se acerca a otras personas y les sonríe. Y qué cosa nos puede traer más alegrías y aire al corazón que hablar de ellos y sus logros, no?
    Ese minuto en que llegan, después de tanto esperarlos y esfuerzo corporal, imposible que no quede registrado en nuestra memoria y en nuestra alma. El primer cruce de ojos, la primera vez que escuchamos su llanto. Sublime momento! El minuto cero de nuestra vida como mamá con nuestro bebé en brazos. Me emociono tan solo al recordarlo. Besos! Nos leemos en lo de Ine! Pao

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  5. Hola Pao! Creo que las mamás no tenemos barreras idiomáticas cuando de hablar de ellos se trata. ¡Siempre encontraremos la manera de hacernos entender! Gracias por tu comentario y bienvenida al blog! Te mando un beso grande.

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© madre in argentina
MAIRA G. + ESTUDIO BULUBÚ