“¿Vos te diste cuenta de algo?”, me pregunta mi hija menor… “Hace mucho tiempo que no me pica la cabeza, que no me rasco, que no me tenés que hacer el tratamiento ni pasar el peine fino”.
¡Sí, es
cierto! Hace unos cuantos meses que ni los nombramos. Y se ve que ando tan
ocupada que la verdad es que no, ni me había dado cuenta.
“Yo creo que
ya está, que se acabó”, afirma convencida.
¿Será realmente
una etapa superada? Me gusta pensarlo, pero
cómo me cuesta creerlo… Si fuera así me pondría ya mismo a bailar de la alegría.
“Se
aburrieron de tu cabeza”, le digo en chiste.”Ya no es tan entretenida como la
de una nena chiquita. Acá hace tiempo que ya no hay cuentos a la noche para dormirse,
ni baños de inmersión con juguetes, ya no hay paragüitas de princesas para
protegerlos de la lluvia, ni trenzas para poder treparse… Sí, yo creo que pasó
eso… se aburrieron, se cansaron y se
fueron.”
Ella sonríe y
me mira con esa cara de “dejádehablarestupideces”, entonces la veo tan grande, que por un momento
me embarga la nostalgia y hasta creo extrañar a los malditos piojos…Contradicción materna, que le dicen.
Jajaja!
ResponderEliminarDame tu dirección postal y te mando unos pocos para que ya no estés tan nolstálgica! Jeje, es broma. Estamos limpios!
El tiempo pasa volando, y con niños te das más cuenta de ello.
Piojos españoles??? Creo que igual paso, pero gracias por el ofrecimiento!
EliminarSí, qué rápido que crecen, no?
Besotes!
no, lo que pasa es que es invierno.
ResponderEliminarVos crees? Mirá que venimos de varios inviernos a puro peine fino, y éste... este mejor que siga siendo así que ya me ilusioné!!!
EliminarOh, qué tierna! Me encantó tu explicación y seguro que a ella también. Si se la digo a mi Rafa, te apuesto a que me mira displicente pero ahogando una risita. Yo creo que siempre cuesta cuando ya no te necesitan tanto, ya sea para comer, o para decidir qué ponerse, o para peinarse o hasta para despiojarse, jajaja. Ahora, dejo constancia de que en invierno también hay piojos. Tuvimos una plaga en mayo (otoño) y otra hace dos semanas (pleno invierno). Pero después de la pesadilla de mayo (mi primera y trastabillante experiencia), esta vez los estaba esperando con un arsenal de crema, shampoo, loción repelente y peine fino metálico que se solo se consigue en el barrio chino. Los he exterminado en una semana. Pero permanezco atenta, como en las películas en las que hay un soldado perdido en la selva que no se cree que la guerra de Vietnam ya terminó.
ResponderEliminarHacés muy bien! No hay que bajar la guardia porque cuando menos te lo esperás reaparecen. Yo ando de puro festejo pero no sé hasta cuándo. Me cuesta creer que hayan desaparecido para siempre!
EliminarBesote!
Me encanta como relatas cotidianeidad...me encantan tus charlas con tus niñas...
ResponderEliminarBesos! ♥
Gracias!!!!!!!
EliminarBeso grande :)
Hola ! venia a conocerte! y me ha encantado lo dulce que has escrito toda la situación, adeás de entretenida. Espero de verdad se hayan aburrido de su cabeza jejeje
ResponderEliminarGracias, Danny! Bienvenida al blog! Yo también espero que se hayan aburrido de ella, ya venimos de muchos años de soportarlos...
EliminarBesos!
Piojos! Todavía me acuerdo cuando me mandaban a casa xq me los encontraban en el colegio. Mi hija todavía nunca se agarró, me imagino q no debe faltar mucho tiempo...
ResponderEliminarCreo que es inherente a la niñez... Todos los chicos alguna vez tienen piojos. Por suerte ya no te mandan a casa por tenerlos, si fuera así, las escuelas estarían vacías!
EliminarBesos y bienvenida!