5 de agosto de 2011

"ACOMPAÑANDO"

                                                                                                                           Caitriona Sweeney

Cuando mis hijas  todavía eran  muy chiquitas me daba miedo perderme algo importante...

Me daba pánico que justo en ese instante en que yo no estuviera, a ellas se les diera por decir su primera palabra o largarse a caminar.

No quería perderme detalle de lo que hacían por miedo a no ver “esa sonrisa”, “esa carita”, “ese pucherito” únicos.

Mi mamá intentaba tranquilizarme diciéndome que cuando crecieran eso se me pasaría, y a mí sin embargo me costaba creerle. 

¿Es que acaso llega un momento en que las cosas que hacen tus hijos dejan de interesarte? Y me respondía solita que no, que eso era sencillamente imposible.

Pero con el tiempo terminé dándole la razón. Y no es que se trate de falta de interés, no es eso. Sigue estando, pero es algo más calmo, más relajado.

Porque los hijos crecen y se van transformando, pero los cambios y los progresos se vuelven más sutiles.

Empiezan a tener  costumbres, gestos, personalidades, gustos, escuela, amigos, secretos, programas, salidas… cosas que les pertenecen solo a ellos.

Es el momento entonces, de volvernos lo suficientemente inteligentes y generosos como para no entrometernos ni invadirlos.

Es el momento de seguir “estando”,  pero de otra forma… acompañándolos, alentándolos, escuchándolos.

Es el momento también, de aceptar que probablemente esto no nos vaya a resultar sencillo, pero que se merecen que trabajemos para lograrlo.

(Y ustedes… ¿Cómo viven el crecimiento de sus hijos?)





10 comentarios

  1. Hola! Sí, tenés razón, es así. A mí lo que me cuesta es dejar de mimarlo...varón, 8 años, ya no le gusta mcuho que lo ande besuqueando, etc, asi que me controlo, pero por momentos es tan dulce, tan autentico, tan EL, que me puede! Beso! Anita

    ResponderEliminar
  2. Y... lo de dejar de besuquear en público es de lo que más cuesta. A mí se me escapan apodos cariñosos, que sé que dentro de poco me voy a tener que empezar a guardar.
    Besos, Anita!

    ResponderEliminar
  3. Sí,cuanta razón tenés,todo el tiempo ir aprendiendo para acompañar, desde el amor soltarles manitas.Nos cuesta pero creo que cada una ,a su modo,va sintiendo que puede y ellos ,a su modo,lo agradecen.El inexorable tiempo,pero ayudémoslo desde la lbertad.

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué miedo que nos da a veces darles libertad! ¿No? Hay que empezar a confiar en que ellos pueden solos, y que del error también se aprende. ¡Qué difícil resulta soltar!

    ResponderEliminar
  5. Me encanta ver crecer a mi nena, ver cómo se adapta a diferentes circunstancias , por ejemplo , aprendió a leer sola, porque ella siempre esta rodeada de gente grande y tuvo la necesidad de aprender a mandar mensajes por ejemplo. Tiene agenda propia jajajaja . y una persona una vez me dijo, enseñale TODO lo que sepas, que te ayude a hacer todoo lo que etse a su alcance , no importa si se equivoca , si ensucia o rompe, asi se aprende no hay otra forma, y cuando sea grande las cosas que aprendio como juego , no van a hacer una carga para ella.

    ResponderEliminar
  6. Sí, está bueno eso de dejarlos, lástima que muchas veces estamos cansadas y poco lúcidas!

    ResponderEliminar
  7. creo que a varias nos pasa eso de tener miedo a "perdernos de algo".

    ResponderEliminar
  8. AH!! a mi me da miedo que crezcan y que no lo hagan tambien....es un horror, pero creo que gracias a ellos estoy aprendiendo a soltar...no quiero que sufran tantos miedos como yo... me ilusiona mucho tus cuentos de chicos mas grandes....! saludos, lucre

    ResponderEliminar
  9. Me parece que es una contradicción muy grande que tenemos la mayoría, eso de querer verlos crecer y a la vez tener tanto miedo...
    Besos!

    ResponderEliminar

© madre in argentina
MAIRA G. + ESTUDIO BULUBÚ