14 de abril de 2011

"CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA"

                                                                                                             Irisz Agocs


Nos quedamos sin computadora. La susodicha fue “asesinada” por mi marido en el mismísimo instante en que nuestras hijas luchaban cuerpo a cuerpo por su culpa. En un acto desesperado decidió desconectarla hasta nuevo aviso. “No tuve opción”... me explicó por si hiciera falta, en estado de shock con el cable en la mano.
Y yo, lejos de lamentarlo, casi grito de la alegría porque por fin uno de los dos se animó a concretarlo. Desde hacía tiempo fantaseábamos con la idea de hacerlo. Hartos ya de las peleas. De escuchar cómo una contaba  los minutos que le faltaban a la otra para terminar su “turno”. Hartos ya de verlas durante horas frente a la pantalla, obnubiladas.
Hartos de ver cómo se les pasaban los mejores años y meses y días de sus vidas así, sentadas frente a un monitor.
La salvación llegó en forma de castigo. Y digo la salvación, porque ellas florecen. Se despiertan de su letargo cual bellas durmientes besadas por un príncipe.
Es recién en esos momentos, en que se dan cuenta que también existen otras cosas, que la diversión no se termina ahí.
Y es recién entonces, cuando recuerdan que hace mucho que no miran esa película que aman. Y es recién entonces, cuando se acuerdan de ese libro para pintar “mandalas” que descansa en el estante. Y de la cantidad de canutillos que tienen para hacer aros y pulseras y collares. Y se acuerdan también de que pasado el rencor, se tienen para jugar juntas.
Y yo me acuerdo también de lo lindo que cantan. Ahora mismo puedo oírlas, micrófono en mano. Las escucho cantar y reírse, y me vuelve el alma al cuerpo.
Sí, mis hijas lejos de la computadora, florecen.  
Y yo de pie frente al monitor hago un minuto de silencio en honor a esta feliz pérdida,  mientras pienso… “Que en paz descanse por mucho tiempo más”.

¿Cómo es la relación de sus hijos con la computadora?  ¿Hay alguna anécdota para contar?

3 comentarios

  1. A los 11 años, con mi exceso de culpa y responsabilidad, después de jugar 8 horas seguidas al "family game" le tuve que pedir a mi mamá que por favor lo escondiera porque no podía más con mi adicción. Hace unos meses (16 años después) mi sobrina de 10 años lo encontró en una caja y me preguntó qué era, por suerte sólo estaba el aparato sin ningún jueguito, si no hoy podría estar jugando de nuevo... Te entiendo y también estiendo a tus hijas, las computadoras son una adicción, pero está bueno darse cuenta y poder cortar con eso y mostrarles que hay otras formas de jugar que son mucho más divertidas y creativas. Felicitaciones por haberse animado a "mandar a dormir a la compu" por unos días. Saludos!

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  2. Gracias!!! Viene costando pero lo más difícil ya lo logramos. Besos!

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  3. Muy bueno, estoy contigo.
    Es doloroso ver a nuestros hijos como zombies que reaccionan gruñendo cuando les apartas de un monitor.
    Y esperanzador cuando enseguida se vuelven como las personitas maravillosas que son, sociales, llenas de vida e imaginación.
    Un beso y muchos ánimos.
    Marta.

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© madre in argentina
MAIRA G. + ESTUDIO BULUBÚ