19 de noviembre de 2015

"DOCUMENTOS,POR FAVOR"

                                                                                                                  Lucía Franco

El documento nacional de identidad, esa libretita o tarjeta plástica donde figuran nuestros datos personales, puede pasar a convertirse en algo muy simbólico e importante cuando se trata de nuestros hijos...

Cuando nació nuestra hija mayor fue el papá el encargado de ir corriendo a anotarla. Jamás voy a olvidar su cara de orgullo al mostrarme el nombre que habíamos elegido juntos y su apellido escrito ahí, justo al lado. Por aquella época se trataba de una libretita negra que no llevaba foto.

Fue recién a los nueve años que, por fin, apareció su cara de nena chiquita y la parte más emocionante, su firma estampada en letra cursiva y prolijísima.

La tercera vez la libreta negra se convirtió en celeste. La firma ya salía de manera más firme, como si en esos pocos años que pasaron entre un documento y otro ella se la hubiera pasado regalando autógrafos.

Pero parece ser que en materia de documentos el tercero no es el vencido y tuvimos que ir por el cuarto...

Aprovechamos un rato libre, un domingo cualquiera de octubre, y después de desayunar decidimos partir al lugar mas cercano a renovar los de todos...

Un simple trámite, o eso fue lo que parecía, hasta que lo que se esperaba que fuese un "vístanse-cepíllense-los-dientes-péinense-y-nos-vamos" comenzó a parecerse a los preparativos de la semana de la moda neoyorquina.

De haber sabido que la actualización de un documento podía demandar tanto tiempo de preparativos hubiera desistido de la idea.

Cambios de vestuario, maquillaje, peinados varios... Y por fin, después de casi una hora que se volvió eterna, ella accedió a partir.

Sin embargo, y acá concuerdo con mi hija mayor, no sé cómo se las rebuscan los encargados de sacar las fotos de los documentos para hacernos salir tan poco favorecidos. Incluso con ella, que venía con tanta producción  previa, tampoco se hizo justicia... Personalmente es mil veces más linda de lo que ahí aparece.

"Hasta dentro de 15 años no vas a tener que renovarlo" le dijo él, sonriente, sentado en el puesto que debería haber ocupado Mario Testino.

"¡¿Hasta dentro de quince años?!", preguntó ella, horrorizada, el día que llegó el tan esperado sobre portando lo que tendrá que mostrar a quién se lo solicite en cines, aeropuertos, boliches, universidades, elecciones...

Por eso, como ya les decía antes, el documento nacional de identidad puede ser tomado como lo que es, una simple libretita o tarjeta plástica donde figuran nuestros datos personales...  Pero, también, puede convertirse en algo muy simbólico e importante cuando se trata del documento de nuestros hijos... Y hasta conflictivo, le agregaría... Quienes tengan mujeres adolescentes en la familia sabrán comprenderme...





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