10 de abril de 2015

"SOLTAR"

                                                                                                        Claudia Tremblay

"¿Y?, ¿cómo les fue hoy?", le pregunto a mi amiga que está en plena adaptación del jardín maternal.

"Ya se quedó solito una hora y media", me cuenta. "Salió contentísimo, a upa de la maestra. Le tiré los brazos y se escondió en el hombro de ella, no quería venir"... Y yo que la conozco tanto, pero que también soy mamá, sé que le faltó agregar: "¡¡¡¡Buaaaaaaaaaa!!!!!".

Y sí, para qué nos vamos a andar haciendo las cancheras, las superadas, si en el fondo nos morimos de la angustia.

Leemos todo lo que encontramos a mano para criar hijos seguros e independientes, pero nos da una punzada de dolor cuando nos enteramos que ya el primer día se quedaron lo más bien y no nos extrañaron ni un poquito.

"Me puse un poco mal", me dice ella, que sabe que conmigo no necesita mandarse la parte.

"Ya sé", le contesto. Si lo sabré yo, que me pasé tantas horas esperándolas en las adaptaciones... por si me necesitaban, por si lloraban, por si querían verme, pero ellas jamás preguntaron por mí. 

¡¡¡Ay, qué difícil que es soltarlos!!!

Por suerte, muchas veces, son ellos los que se desprenden primero de nuestras manos y, a menos que sea para cruzar la calle... ¡Qué saludable es dejarlos!




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