"DÍAS ATÍPICOS"

                                                                                                  Kanako

Los que pasaron fueron días totalmente atípicos.
Mis hijas veranearon con su abuela y, por primera vez en trece años, nos quedamos solos.

Fuimos la envidia de muchos... lo sé.

Como sabíamos que no estaríamos acostumbrados a pasar tantas horas, minutos y segundos sin ellas planificamos el asunto con tiempo, para no permitir que la ansiedad nos jugara en contra. "Quien mucho abarca poco aprieta", ya lo dice el refrán...

También aprovechamos para hacer algunos arreglos y ordenar, seleccionar y regalar un montón de cosas. Casi nos sentimos los protagonistas de "Extreme Makeover", ese programa en el cual mandan a una familia de viaje y en una semana les dejan la casa a nuevo, corriendo contrarreloj.

Pero, afortunadamente, a pesar de las extensas jornadas de trabajo nunca nos faltaron las ganas de salir a pasear, a comer, de vernos con amigos y... de seguir extrañándolas.

Sí, porque debo decirles que una se manda la parte, se hace la canchera, la independiente y en el fondo (más bien en la superficie) las extraña,  y las llama, y les manda mensajes, y agradece a Whatsapp y a Messenger por existir!!!

Pasamos unos días atípicos y geniales. Fueron vacaciones para ellas y también para nosotros!

Sin embargo, vuelvo a comprobar que cuando uno decide embarcarse en esta aventura de la maternidad no sabe en la que se mete. Y no estoy hablando de lo típico... de la demanda, de la responsabilidad y del cansancio. No. Hablo de algo mucho más importante... Hablo de que cuando uno decide embarcarse en esto no tiene ni idea de que lo que está haciendo, en realidad, es crear a las personas más importantes de su vida... a esas que al ratito de no verlas, ya se las extraña con locura.


(Gracias má, por estas lindísimas vacaciones para todos!!!)