“Mi
nietita no murió… Mi nietita ahora vive en Renzo”, afirma el abuelo de la nena
donante de órganos, que acaba de salvar tres vidas.
Yo lo
escucho hablar y se me hace un nudo en la garganta, de esos difíciles de desatar.
Me
admira tanta generosidad, tanta capacidad de mirar más allá.
Me
admira que aún en momentos inimaginablemente duros, hay gente a la que todavía
le queda un resto increíble de lucidez para pensar en el otro.
Y ahí
están ellos, Vicky, Renzo y tantos otros chicos, apostando a la vida.
Descubriendo
que a veces las cosas son menos negras de lo que parecen, porque siempre hay
personas dispuestas a pintarlas de otro color.
Que dolor indecible, y que generosidad sin límites el poder dar vida más allá de la muerte.
ResponderEliminarSe me llenan los ojos de lágrimas, y el corazón de admiración!
Eliminarcuánta grandeza en la decisión. un amor que no tiene nombre. a mí también me despierta admiración.
ResponderEliminarNo, no tiene nombre!
EliminarLo decís todo. Desde lo inimaginable, el amor...
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