Nadia Juschuk
Madres
conocidas, amigas, madres en el supermercado, en un cumpleaños, en la plaza…
Las observamos actuar y en silencio nos decimos: “Cuando yo
tenga un hijo nunca…” o “Yo siempre voy a …”.
Situaciones que antes pasaban desapercibidas, comenzamos a verlas como “objeto
de estudio”.
¿Quién no lo
pensó alguna vez? ¿Quién no se fue armando una lista imaginaria en la cabeza,
con todas aquellas cosas que haría o no haría jamás cuando fuera madre?
Guía
nuestros pensamientos esa necesidad interna de no repetir errores ajenos, de hacer
absolutamente todo “bien”.
Y es que
cuando se desarrollan en nuestra imaginación, las cosas son mucho más fáciles.
Parece sencillo visualizarnos actuando de manera ordenada y prolija, como quien
sigue las instrucciones de un manual.
Lástima que,
una vez que nos “recibimos” y volvemos a casa con el título aún sin enmarcar,
el famoso control con el que tanto nos identificábamos, parece haber desaparecido para siempre.
Nos encontramos
con nuestro bebé, con una importante dosis de miedo a cuestas, y con la enorme
sospecha de que las cosas no serán como pensábamos. Que el guión que teníamos
escrito desde antes de ser madres, deberá sufrir unas cuantas modificaciones.
El caos nos
tomará por sorpresa, y se adueñará de todo por un tiempo. Planificar, una palabra
que nos resultaba tan conocida hasta ahora, comenzará a carecer de sentido.
Pero, a medida que comencemos a familiarizarnos con ésta, nuestra nueva vida,
las cosas se irán acomodando poco a poco. Y un buen día, casi no podremos
acordarnos de aquella que alguna vez fuimos.
Inmersas en este nuevo mundo,
recordaremos la famosa lista, y seguramente hasta nos reiremos de ella… y
también de nosotras. De lo idealistas, rígidas y estructuradas que alguna vez
supimos ser.
Y es muy
probable que comencemos a ver a cada madre que nos rodea con otros ojos. Con
los ojos de quien está viendo. además de a una madre, también a una par, y
entonces… por fin la comprenderemos.
(Post publicado en "Para Ti Mamá" de febrero)
Hola! Descubrí hoy tu blog, a partir de este artículo y me encantó. Me sentí muy identificada. Soy mamá primeriza de una beba de 13 meses, Muriel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bienvenida! Espero encontrarte seguido por acá.
EliminarBesos.
el otro día decía algo de esto porque siempre me enfurecí con las madres que retaban a sus hijos y ante las caras graciosas de ellos, se terminaban riendo. pero ahora que mi pequeña bestia toca todo me la paso gritando NO y él a veces gira y larga carcajada. entonces me río también y corro a comerlo a besos. #esloquehay.
ResponderEliminarbellísimo post, como ya nos tenés acostumbradas.
Viste? Terminás haciendo cosas que antes te molestaban. Y sí, es lo que hay...
EliminarGracias!!!
Besos.
Tengo miles! Gracias por hacer me saber que no soy la unica
ResponderEliminarTe lo puedo asegurar... no sos la única!
EliminarBesote!
Ay cuántas veces me habré repetido eso de "Yo con mi hijo no voy a ser así" y ahora sin que haya nacido siquiera, me veo entendiendo muchas actitudes que antes repudiaba!
ResponderEliminarNo sé cómo seré como madre, pero ahora estoy segura de que van a haber muchas sin hijos que me juzguen jajaja.
Te mando un besote, me encantó el post/nota :)
"¡Nunca digas nunca!"... Pero una no lo entiende hasta que le toca vivirlo, es así.
EliminarBesotes!
tal cual, y también veo a mi madre con otros ojos y valoro más todo lo que hizo.
ResponderEliminarUn beso
Y sí, eso también suele pasar cuando la empezamos a ver como a una par.
EliminarBesos.
Hola Madre in Argentina, llegué a tu blog por Madresfera. Me gustó mucho esta entrada. Quién no dijo: "Cuando yo tenga un hijo..." mirando con pena a la mamá de al lado. Yo confieso haber dicho: "Cuando yo tenga un hijo... no voy a dejar de trabajar", "Cuando yo tenga un hijo... no voy a hablar solo de pañales". Y ahora estoy en casa y escribo sobre pañales!
ResponderEliminarMuchos saludos,
Diana
http://madresolohayuna.com/
Hola Diana, bienvenida! Viste? Nunca digas nunca...
EliminarBeso.