Bastó que apoyara un pie sobre la vereda, para que cayera en la
cuenta de que el celular había quedado
en el asiento del taxi.
Sus gritos de desesperación, se deben haber escuchado en varios km. a la redonda. Igual
ya era tarde, el auto había desaparecido y con él su más preciado tesoro,
regalo de su último cumpleaños.
“Tenía todo ahí, mis fotos, mis contactos… Tenía todo ahí”, repetía
entre lágrimas, mientras yo la escuchaba anonadada, como si se tratara de una importante empresaria, y no de mi hija de once
años.
“Llamálo, llamálo, para que se dé cuenta que quedó ahí y me lo
devuelva”…
“Devolver”, pensé, palabra en desuso si las hay. Y mientras me
enojaba un poco por su distracción al guardarlo, y otro poco intentaba
calmarla, pensaba de qué manera iba a explicarle lo improbable que era, que
alguien, quien quiera que fuese que lo encontrara, estuviera dispuesto a
devolverle ese aparato precioso, último modelo, que tenía unas pocas semanas de
uso, con el que ella venía soñando desde hacía meses.
Como era de esperar, nadie atendió del otro lado, ni siquiera en la
compañía prestadora del servicio, cuando intenté dar de baja la línea… Pero ése
ya es otro tema.
“No van a devolvértelo”, tuve que decirle, mientras me miraba de lo
más extrañada. “Casi nunca la gente devuelve las cosas que encuentra, aunque
sepan que eso no está bien”.
“Entonces no lo perdí”, atinó a decir con un hilo de voz en medio de
la angustia. “Entonces me lo robaron. Porque el que lo encontró tenía forma de ubicarme
y devolvérmelo. Si elige quedárselo, me
lo está robando”…
Y sí, claro, tenía razón… Terminó siendo un robo. Y no sólo de su
celular, sino también de su inocencia.
Esa noche nos quedamos charlando hasta tarde, filosofando un poco
acerca de la vida. El robo de su celular, sirvió de disparador para hablar de
cosas más importantes. La honestidad, los valores…
“Yo voy a seguir devolviendo todo lo que encuentre. Lo que más me
duele es haber perdido las fotos, algún día voy a volver a tener otro teléfono,
pero nunca voy a recuperar mis fotos”, fue lo último que dijo antes de quedarse
dormida.
Yo, en cambio, casi no pude dormir. Me quedé pensando en qué
individualista y complicado se fue volviendo poco a poco el mundo.
Me quedé pensando también, en
la importancia de “machacarles” con este asunto de los valores.
Y es que la verdad, no se me ocurren mejores herramientas para darles, con las
que puedan derribar tanta hostilidad...
Madre, qué feo que aprendan así, a los golpes de realidad. Duele, más allá del bolsillo...y duele que ya quede poca gente verdaderamente honesta, que no se quedaría con algo ajeno si tiene forma de devolverlo. Tuve la oportunidad de estar del otro lado, de encontrar un celu (divino! blanco, tactil) en un taxi. Con la excusa de que no atendiera mientras manejaba se lo "saque" al taxista que se hacia el que no lo podia desbloquear, atendi, les di mi dire y vos vieras la cara de ese pibe cuando paso a buscarlo. Feliz era poco. Y yo feliz de haber dado un buen ejemplo a mi hijo (que estaba conmigo). Esos valores se maman, definitivamente. Hay que predicar con el ejemplo. Quedate tranquila que ,además de hablarle, tu hija los aprende dia a dia! Beso! Anita
ResponderEliminarYo también tuve la posibilidad de devolver un celular encontrado por mis hijas, y lo hice. En aquél momento, el hombre se sorprendió tanto que vino a buscarlo con una caja de bombones. Mis hijas no entendían el por qué del "premio", si sólo estaba haciendo lo que correspondía. Por eso me da tanta pena y tanta bronca que habiendo pasado por una situación similar, ahora ella se encuentre con esta respuesta.
EliminarSigamos predicando con el ejemplo, no queda otra.
Besos, Anita!
Que divino el tipo con los bombones! Yo una vez devolví una billetera y no me dio ni las gracias. Yo tenía 13 años y lo rastreé hasta en el video club para ubicarlo, y así fui perdiendo mi fe en las personas jeje.
EliminarUy, qué feo! :( Y sí, la realidad es que se lo robaron. A mí me pasó hace varios años cuando vivía en Bs. As. Llevaba algunos bolsos, entre ellos una cartera y me la olvidé en el taxi. No me interesaba tanto el celular que estaba en ella, sino todo lo demás: documentos y tarjetas, libros, cds, discman (en aquel momento!), mi agenda! Y la verdad, podrían haberme devuelto todo, porque estaba mi nombre, mi dirección, mi teléfono. Pero no.
ResponderEliminarBesos!
Uno ya está acostumbrado a lidiar con esto de no recuperar los objetos perdidos, pero cuando se trata de cosas de los hijos, la bronca es doble.
EliminarLa mayoría de las veces, encima, tienen la posibilidad de ubicarnos (eso triplica la bronca, no?)
Besos.
Hace unas semanas cuando nos entraron a robar por segunda vez a mano armada, di gracias que mi hija no estuviera, porque muchos niños lamentablemente aprenden así. El año pasado agarraron de rehen a mi marido y un amigo, con armas, les pegaron entraron a mi casa y también pensé "tenemos un dios aparte" porque no estaba mi hija. Ahora lamentablemente le tengo que enseñar, porque entro a casa con cinco ojos, mirando para todos lados y ella tiene que saber que debe entrar rápido y no quedarse en la puerta jugando. Así estamos...
ResponderEliminarInculcarles que presten atención, que estén bien "despiertos", pero sin transmitirles miedo... Cómo se hace, no?
EliminarQué época tan difícil que nos tocó para vivir.
Sí, así estamos...
Besos!
hola me atrevo a decir que es mas el dolor y la bronca que siente una como madre ,ysi hay que inculcarles buenos valores .te mando un beso
ResponderEliminar