Comencé a correr cuando mi hija mayor tenía seis meses.
No, no soy maratonista. Hablo de esas corridas desesperadas
de madre...
Había
decidido ir a una reunión después de no salir por mucho tiempo, y aunque dudé
bastante, finalmente tomé coraje y me animé a dejarla por un par de horas.
Pero
mi bebé no estaba acostumbrada a las mamaderas y el hambre se transformó en
llanto desesperado.
Ni
bien me enteré de lo que estaba pasando, huí casi sin despedirme. Me zambullí
en el primer taxi que encontré, pero la
ansiedad hizo que me bajara antes de llegar a destino.
La
rapidez con la que corrí las cinco cuadras que faltaban para llegar a mi casa,
bien me habrían significado el primer premio en cualquier carrera.
Lo
cierto es que como suele suceder en estos casos, la situación no pasó a mayores
y mi hija dormía plácidamente, agotada de tanto lagrimear, mientras yo veía estrellitas
de todos los colores y el corazón se me salía por la boca.
Es
imposible borrar ese recuerdo de mi memoria. No sólo porque creo que jamás había corrido
con tanta rapidez en mi vida, sino porque fue la primera vez que experimenté
aquella sensación que me acompaña siempre que estoy llegando tarde a buscar a
mis hijas. Difícil de definir si me lo propusiera. Algo así como una mezcla de
ansiedad y culpa.
Y
aunque sé que no pasa nada, que ellas me esperan, ese extraño sentimiento se
apodera de mí y me da fuerzas... Unas
fuerzas increíbles para atravesar la
ciudad caminando, corriendo, volando.
( Y ustedes... ¿También forman parte del "Club de las Madres Maratonistas"?)
si es re díficil describir ese sentimiento y lo hiciste perfecto, ahora cuando lo sienta me acordaré de vos... besos, lucre
ResponderEliminarjajaja! siii. Salgo 4.30 del trabajo para buscar a mi hija a las 5. Tomo el subte si es que los metrodelegados me dejan... sino a sufrir y correr. Bajo del subte y corro 12 cuadras en 10 minutos para no llegar tarde al club, llego toda traspirada y deseando no haberme puesto todo ese abrigo a la mañana, pero lo que no quiero es que mi hija sea la última en ser buscada. Cuando llego y veo que al profe aún le quedan niños me quedo mas tranqui... No sé que será, pero hay una pelicula que siempre me quedó en la cabeza de una madre que llegaba tarde a buscar a su hija y se la llevaba un tipo y bueh... no da seguir contando, pero te juro que tengo terror de que se me haga tarde en parte por esa pelicula horrenda
ResponderEliminarHoy mientras corría al cole porque me colgué pensando que a mi hija menor la traía el mayor, me acordé de vos y de Forrest y me maté de risa. Lo bueno de estas maratones maternales es que se prueba que a pesar de el paso del tiempo, se conserva el buen estado físico.
ResponderEliminarBeso!
Antes fortalecíamos los bíceps, cargándolos a upa.
ResponderEliminarAhora nos mantenemos en forma, corriendo como locas.
(Hay que encontrarle el lado positivo al asunto, no?)
Besos a todas!
Así somos las mamis, siempre exigiendonos demasiado a nosotras mismas, aunque sepamos que nos esperar pero queremos estar para todos e incluso antes de que nos lo soliciten. Entiende ese sentimiento, es parte de nosotras mismas desde que nacen nuestros hijos. Pero así somos y para qué cambiarlo? ;)
ResponderEliminarBesitos
opino igual,hay que verle la parte positiva:las corridas nos ayudan a mantener el estado fisico,creo que de tanto andar,hacer las compras,ir abuscarlas,subir,bajar,etc.soy la que tiene las piernas mas fuertes de todo mi hogar y eso solo por mi funcion de mamá. No hace falta ir al gim para verme en el espejo y felicitarme por mis gluteos!!los logré solo con el esfuerzo diario....
ResponderEliminarmuy lindo el blog!!!
besitos
Guau me imagino esa sensación de desesperación!
ResponderEliminarNo tengo hijos aún, pero creo que debería empezar a hacerme la idea de relajarme ante este tipo de situaciones, si llego a hacer todas esas corridas y encima bajo presión, lo más probable es que termine desmayada en el camino jajaja.
Besos! Me gustó tu blog :)